Erwin Wino Knohr*, Revista Visión CR.
La pasada primavera, Hezbolá compró 5.000 beeper a un fabricante taiwanés llamado Gold Apollo que, a su vez, subcontrató a una empresa húngara llamada BAC Consulting. La empresa húngara resultó ser una pantalla de los servicios secretos israelíes Mosad, que estuvo fabricando dispositivos para otros clientes mientras esperaba el pedido de Hezbolá.
Cuando meses después llegó el pedido, les incorporaron dos elementos que no estaban en el diseño original. Suficiente material explosivo para hacerle daño al portador y las personas que tuviera alrededor. Además un mecanismo de activación remoto capaz de detonar el explosivo con un solo mensaje. El martes pasado, a las 3:30 pm, alguien envió ese mensaje y los dispositivos modificados explotaron todos a la vez.
El relato de este hecho divulgado en los medios de comunicación, es un claro ejemplo de lo que es la paciencia, planificar y no desesperarse.
El futbol, por el contrario, está lleno de desesperación en varios equipos. Algunos juegan bien cuando están ganando el partido. Se comportan con jerarquía, pero si les dan vuelta al marcador se convierten en un caos en la cancha.
La paciencia en el futbol es una virtud. Si las cosas no están saliendo como esperaban, no cambian su modelo de juego, solo lo ajustan.
No varían su idea de juego, solo la adaptan al rival y la cancha. Así vemos cómo se producen muchos marcadores que se definen en los últimos minutos o incluso en tiempo de descuento. En la mayoría de los casos la desesperación se apodera de los entrenadores y jugadores que no tienen la fuerza mental para seguir en su plan establecido y es cuando pierden partidos que iniciaron muy bien.
¿Por qué se dan esas situaciones de desesperación?
Un equipo de futbol no tiene una explosión inmediata como los beeper comprados por Hezbolá. Los síntomas comienzan a verse muchos partidos antes del bombazo. Juegan mal porque no están bien preparados, física, técnica, táctica y sicológicamente.
Los jugadores creen poco en su entrenador, y en su jerga motivacional muchas veces desproporcionada, se aferran, sin saberlo, a una idea de excusas que se hacen cómplices y amiga del fracaso.
El futbol ya no debe verse a ojo de buen cubero. Pero ojo: se reciclan muchos entrenadores que no tienen conocimientos de los avances del mundo futbolístico, aunque dicen que están actualizados, y otros llegan del extranjero hablando como profetas del futbol.
Cuando hablo de este tema recurro al “Principio de Peter”, donde personas que fueron en algún momento exitosas, son promovidas a cargos gerenciales como entrenadores o gerentes deportivos. Pero cuando sucede ese ascenso, no fueron competentes en su nuevo puesto por falta de capacidad. En resumen la conclusión es clara: toda persona asciende hasta su nivel de incompetencia.
¿Cuántos equipos, sea en Primera o Segunda División y Ligas Menores, tienen un expediente de cada jugador con sus medidas antropométricas, (talla, peso, obesidad, sobrepeso, grasa corporal, etc)? Un file con los resultados de pruebas físicas, técnicas, tácticas y sicológicas.
Además un seguimiento al rendimiento en cancha y fuera de ella. Paciencia, planificación y sin desesperarse llevan al éxito.
¿Y de los entrenadores? Llevan en la Federación un recuento de los últimos seminarios de refrescamiento a los cuales asistieron en los últimos dos años dentro y fuera del país para considerarlos actualizados? Cuando buscamos las razones, por qué nos superan en Centroamérica, encontramos en estas grandes pequeñas cosas las razones del bajo nivel de nuestro futbol.
*Máster en Comunicación. Lic. en Periodismo. Lic. en Educación Física. Entrenador de futbol y baloncesto