Partidos carroza y partidos taxi

Partidos carroza y partidos taxi

Luis Paulino Vargas Solís, economista y académico.
Por lo que la escuché decir en una entrevista radial, a la diputada Cisneros la cuestión de cuál sea el partido chavista, le vale menos que un pepino.
Puede ser una imagen de 2 personas y texto que dice "¿Partidos políticos? ni un pepino les valen."
Y, siendo quien ella es, se entiende que Chaves y el chavismo al completo, comparten tan ilustrada opinión. Podría ser cualquier partido, con cualquier nombre: el Partido Chiverre o el Partido Zapallo o el Partido Bacinilla o el Partido Inodoro. Lo mismo da.
Un partido taxi o un partido carroza: un armatoste cualquiera en el cual encaramarse. Eso es todo.
Abundaba Cisneros en la cuestión indicando que lo que interesa es el nombre y el rostro de quien vaya de candidato o candidata. “La gente vota por la persona, no por el partido”, aseveraba la diputada.
Lo cual nos obliga a preguntarnos: ¿cuál será ese personaje, de magnética y arrasadora personalidad, que representará al chavismo?
Porque, sea dicha la verdad, ahí no hay cara en qué persignarse.
Los príncipes herederos –Amador y Batalla– ya quedaron liquidados. Sobrevive la princesa Laura Fernández. Pero admitámosla: lo de “princesa” es solo un decir, puesto que la pobrecilla no pasa de ser una figurita gris y opaca. Sobre todo, la ha fulminado su fallido intento por imitar a Chaves y a Cisneros. Un esfuerzo denodado por mostrarse chabacana, gritona, malcriada, insolente y arrogante. Pero le sale requetemal. Nadie se lo cree y, de hecho, ni siquiera Cisneros lo cree.
Caudillo TV (@caudillotv) - Laura Fernández con el pueblo #rodrigochavespresidente ##costarica🇨🇷 #jaguar #laurafernandez
Laura Fernández.
Pero hay algo más, y de mucho mayor entidad: esos decires retratan de cuerpo entero lo que Cisneros, Chaves y el chavismo son. Sobre todo, retratan lo que NO son.
Simplemente vienen a confirmarnos lo que ya sabíamos: carecen de programa, de proyecto y de propuesta.
Porque los partidos taxi o partidos carroza son eso: un cascarón vacío a la espera de ver qué oportunistas se acomodan adentro.
Cuando, por otra parte, para la salud de la democracia los partidos siguen siendo importantes: como organizaciones mediadoras entre la ciudadanía y la institucionalidad, y, en tanto tales, como estructuras que contienen y vehiculizan una ideología y un programa y, en fin, un proyecto de país.
Tal es una de las más grandes debilidades actuales de la democracia costarricense: la proliferación de partidos de mentirijillas, meros cascarones vacíos.
Ha ahí, asimismo, la patética desnudez del chavismo: les sobra odio y se les rebasan las ganas de destruir. Pero ¿ideas? No, por favor. Eso sería pedirle naranjas a un cactus.
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