Rose Marie Karpinski: capaz, elegante, digno ejemplo para nuevas generaciones

Rose Marie Karpinski: capaz, elegante, digno ejemplo para nuevas generaciones

  • Firmeza, tenacidad y educación son instrumentos para abrirse camino en la vida. No hace falta vociferar, rasgarse las vestiduras o perder la dignidad femenina para alcanzar grandes metas.

Adriana Núñez, periodista Visión CR

“Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas” (Mary Wollstonecraft, filósofa inglesa de la ilustración,1759-1797, autora del documento “Vindicación de los derechos de la mujer”) (Foto de portada tomada de La Nación)

Hablar de la historia de las naciones del mundo, es hablar del papel crucial de millones de mujeres, muchas de las cuales sin siquiera contar con posibilidades formativas, se han constituido en pilar de sus familias y comunidades.

Tras muchos esfuerzos, miles de ellas lograron alcanzar niveles de educación e independencia económica en un mundo mayoritariamente regido por hombres. Y poco a poco se fueron constituyendo los movimientos “feministas” que en general, contribuyeron a fomentar la participación de jóvenes mujeres en distintas áreas del quehacer de las sociedades que les habían sido ajenas.

Lamentablemente, en las últimas décadas, algunos de dichos grupos optaron por rozar los extremos, impulsando posturas recalcitrantes contra los varones e incluso, promoviendo que muchas féminas se desvincularan de roles que no necesariamente les demeritaban. Al contrario.

No obstante, otras agrupaciones y líderes promovieron entre las mujeres, la interiorización de la equidad de forma justa, estimulando el aprendizaje, la superación personal, el fortalecimiento de la autoestima, la independencia emocional y económica y como consecuencia, la capacidad plena de participar e insertarse exitosamente en distintas esferas: sociales, políticas, científicas, etc. Todo ello, sin perder su condición y dignidad femeninas y sin rechazar las características de género que les diferencian de los hombres.

Ahora que se acerca la celebración del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, no vamos como ha sido costumbre, a abordar los logros y las pérdidas que en el camino se han producido. Lo que sí vamos a hacer, es evocar, en estas líneas, la figura de una gran mujer: madre, esposa y profesional, quien por sus cualidades y sin perder jamás su fina apariencia, se constituyó en la primera mujer Presidenta de la Asamblea Legislativa de Costa Rica.

Rose Marie Karpinski Dodero: bella, inteligente y tenaz

Aunque incluso algunos de sus propios “militantes” han tratado de invisibilizar y bombardear las grandes hazañas de muchos colaboradores del Partido Liberación Nacional, desdeñando las conquistas que la agrupación política brindó al país -entre ellas el voto femenino, la cedulación y el voto para hombres y mujeres afrodescendientes de Limón, y la creación de la mayoría de las instituciones democráticas que impulsaron el desarrollo económico, libertades y oportunidades de la empobrecida población costarricense- lo cierto es que en el seno del PLN, la huella de valiosas mujeres que abrieron brecha para nuevas generaciones, es imborrable.

Y una de esas figuras es sin duda la de Rose Marie Karpinski Dodero. Ni vociferante, ni mal encarada, ni fácil de convencer. Sus modales y actuaciones públicas fueron siempre los de una dama; las decisiones que tomó, meditadas a conciencia; y los razonamientos y dictados, firmes e inquebrantables.

Karpinski nació en San José, el 4 de octubre de 1934. Su infancia y educación se desarrollaron entre la capital y la provincia de Limón, donde incluso comenzó sus estudios secundarios en el Colegio Americano de la zona Atlántica, para finalmente culminarlos en el Colegio -josefino- de Nuestra Señora de Sion.

Rose Marie Karpinski, Primera mujer electa Presidenta de la Asamblea Legislativa de Costa Rica

Desde 1956 hasta el fallecimiento de su cónyuge en agosto de 2023, estuvo casada con Fernando Murillo Bonilla, con quien contrajo matrimonio en Limón. Con él constituyó una destacada familia.

Más adelante, comenzó a formarse en la Universidad de Costa Rica (UCR), donde para 1957, sin alcanzar aún su título profesional, asumió un puesto como profesora en la Escuela de Estudios Generales, convirtiéndose años después, en la primer mujer en dirigirla.

Pero las primicias en la vida de Karpinski se multiplicaron: en 1973, se convirtió en la primera persona en obtener un Doctorado Académico en la historia de la UCR, en la especialidad de Filosofía. Y en ese mismo año, el entonces presidente José Figueres Ferrer, la convocó -como única mujer integrante- a formar parte de la Comisión Ad-Hoc organizadora de la Universidad Nacional (UNA).

Tras esa importante labor, a partir de 1974, durante la siguiente administración presidida por Daniel Oduber, doña Rose Marie entró por primera vez en el campo de la diplomacia. Fue enviada en calidad de Embajadora Plenipotenciaria de Costa Rica a Jerusalén.

Ya con experiencia en el quehacer público, en 1986, apoyada por el PLN y por su candidato, Oscar Arias Sánchez -quien triunfó en los comicios nacionales- fue electa cómo Diputada de la República y el 1 de mayo del mismo año, se convirtió -con 30 votos a favor y 25 en contra- en la primera mujer en presidir el congreso costarricense.

Una de las mejores anécdotas sobre este momento crucial, es la que relata lo sucedido en los momentos que antecedieron la votación en el plenario legislativo: justo antes de que comenzara el proceso, una llamada llegó a la curul de Rose Marie Karpinski Dodero. El interlocutor -obviamente anónimo- le advirtió que su aspiración “era contraría a los principios sagrados de la Asamblea donde no era posible que una mujer ocupara la presidencia y que por esa razón. habían colocado una bomba en el recinto legislativo, la cual sería detonada de no cesar en su empeño”.

Con un mohín en los labios, la barbilla en alto y la mirada serena, convencida de que solo era una amenaza vacía, indicó a los asistentes que continuaran.  Su intuición y entereza no le fallaron.

Tras su paso vital por la Asamblea Legislativa, fungió también como Embajadora Plenipotenciaria en Madrid de 1994 a 1998 durante el gobierno de José María Figueres, con el que al mismo tiempo colaboró como Embajadora Plenipotenciaria en Rabat, acreditada ante la soberana Orden de Malta y en 1997, como Embajadora Plenipotenciaria ante la Santa Sede.

La trayectoria de Rose Marie Karpinski Dodero es un ejemplo de tenacidad, elegancia y fortaleza incluso frente a los embates de la política y la sociedad, que todavía en el siglo XX y en el actual, siguen exhibiendo rescoldos de machismo, discriminación, abuso y violencia extrema.

Pero no fue sino hasta 2021, cuando la Asamblea Legislativa de Costa Rica la declaró Ciudadana de Honor. Un reconocimiento que afortunadamente, le ha llegado en vida.  ¡Como debe ser!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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