Mario Rodríguez, abogado y comunicador.
Los medios de comunicación nos informaron acerca de la aparición de grafitis en San José, lo cual no tiene nada de extraño, pues es una práctica común. Pero, en este caso, los textos rezaban:“El señor mencho y sus gallos”, y “Almas de sicarios Mencho CJNG”. Evidentemente, hizo saltar todas las alarmas, debido a que hacen alusión a uno de los narcotraficantes más sanguinarios.

Su nombre, Nemesio Oseguera alias “El Mencho”, de quien se dice padece una grave enfermedad. Además, esa misma semana, su hijo, conocido con el alias del“Menchito”, fue condenado a cadena perpetua. En su sentencia, la jueza estadounidense lo catalogó como un líder de banda narco, específicamente del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y a quien se le reprochó por la muerte de más de cien personas, el tráfico de toneladas de droga, así como el haber ordenado el ataque a un helicóptero de la armada mexicana, con un saldo importante de fallecidos.
Volviendo al “Mencho”, ya tiene a una hija en prisión, también tres hermanos detenidos, un yerno, y una hija en la mira de las autoridades; siendo probable que los jóvenes que escribieron dichos grafitis no tengan ni la menor idea de lo que sucede con “el señor de los gallos”, es decir, es posible que sea verídica la tesis del subdirector del OIJ, en el sentido de que los mensajes no tengan relación con la existencia de facciones de dicho cártel en el país, sobre todo, por la persecución que están sufriendo en su nación de origen, al ser catalogados como terroristas por Trump.

Asimismo, el CJNG, ha copado las notas de la prensa mexicana, debido a la aparición de un crematorio en el “Izaguirre Ranch”, en Jalisco, lo cual, ha hecho recordar que unos seis millones de personas fallecieron en el holocausto, siendo que, como parte de la “solución final”, una de las formas aberrantes por medio de las cuales se concretó, fue por medio de los campos de concentración, y específicamente mediante el uso de hornos crematorios, como parte del plan de Hitler y su séquito de genocidas.
Claramente, el objetivo no sólo era la aniquilación de los judíos, sino, la “desaparición” de sus crímenes, tal y como sucede en la actualidad, cuando los homicidas o los grupos de crimen organizado (GCO), intentan borrar las huellas de sus delitos, partiendo de que sin cuerpo no hay crimen, lo cual no es del todo cierto, pues, por ejemplo, en nuestro país, ya se han dictado al menos tres sentencias condenatorias, en donde no fueron localizados los cuerpos de las personas fallecidas.

En estos casos, es esencial el trabajo antropológico forense, el cual inicia con la recuperación de la escena (cuerpos y artefactos asociados). En el sitio, hay que establecer los detalles de este; documentación de los cuerpos y artefactos asociados; fotografías y dibujos; y, realizar la descripción y detalles para la reconstrucción del evento. Posteriormente, el transporte a la morgue, de los cuerpos y los artefactos asociados. En este lugar, inicia el análisis y custodia de los cuerpos y evidencias asociadas.
Con relación a los objetos y la ropa, deben limpiarse, ser documentados y fotografiados; con relación a los cuerpos, los restos deben estar limpios, documentados, fotografiados y con toma de rayos X, todo ello para establecer una identificación presunta (Ejecución extrajudicial y desaparición forzada. Un manual de investigación forense para operadores de justicia. epaf, 2009. pág. 51). Al final de cuentas, la obtención del ADN es uno de los objetivos prioritarios.
Continuando con el terrorífico hallazgo, este lugar está localizado a solo 58 kilómetros de Guadalajara, y, justamente, se ubica en los territorios del cártel de repetida cita, por ello, para el “Grupo Guerreros Buscadores”, los indicios se enfilan hacia dicho GCO. De este modo, para la activista Indira Navarro, “… se trata de un rancho del terror, un campo de exterminio, con 3 crematorios clandestinos, entre los artefactos hallados había ropa, zapatos (más de 200 pares)”.
En el programa “Pie de Nota” el periodista Luis Chaparro (10/3/25), expuso “… el cómo se trataba de muchos jóvenes, la edad promedio de los sepultados era de entre los 20 y los 27 años, muchos de ellos fueron reclutados con engaños, para forzarlos a ser sicarios…”. En el mismo sentido, Navarro, relató que “… no sólo fueron asesinados, sino que, habrían sido cremados en el lugar, se señala al CJNJ, aunque no se han establecido los responsables”, además, señaló que se sienten “consternados por el hallazgo, pero en esta ocasión se trataba de jóvenes reclutados (…) Tanta ropa, altares de diferentes religiones, acá se quedaron las ilusiones, no se puede esconder lo que sucede en México…” (https://www.youtube.com/watch?v=ufd03LTUdb8).
En esta detallada entrevista, la “buscadora”, relató que “…ella misma sigue intentando localizar a su hermano -desde hace nueve años-, mencionando que ha sufrido amenazas múltiples, pero, sigue en la lucha, contando con un mecanismo de protección estatal, la guardia nacional la protege, con medidas cautelares, no quiere dejar el Estado pues hay mucho por hacer, dan asesoramiento jurídico, en las escuelas y en las universidades (…) se localizaron muchos huesos, se abrieron tres crematorios, huesos calcinados, placas de cuando se quiebra un hueso, dentaduras, las propias familias hacen el trabajo para identificar a sus familiares. Una de las madres reconoció las prendas de su hija, es complicado obtener ADN de los huesos, y entregar las prendas a los familiares, por lo menos hay algo de ellos”.
Finalmente, las investigaciones previas dan cuenta de un centro de entrenamiento del cártel, en donde por medio del ardid sereclutaba a las víctimas, se les entrenaba para convertirse en sicarios, además, de un crematorio en donde se deshacían de estos.
Y mientras tanto, en Costa Rica, posiblemente jóvenes ignorantes rayan las paredes y calles del país, con grafitis enalteciendo a un líder narco que intenta no ser capturado, al encontrarse en el ojo del gobierno de E.E.U.U. Las ironías de la vida…