Erwin Wino Knohr*, Visión CR.
Ganar es gratificante. Perder es frustrante. La pregunta es si se aprende más perdiendo o ganando. La respuesta depende de los involucrados. Cuando se pierde los perdedores le echan la culpa a otros, sin asumir que forman parte en ese grupo.
En el futbol, y por supuesto en todas las disciplinas deportivas, una pregunta necesaria es cómo consigue un entrenador en sus atletas una mentalidad ganadora.
Algunos lo hacen mediante las amenazas, infundiendo miedo con arengas y gritos, fórmula que surte efecto en el cortísimo plazo. Otros lo hacen demostrando conocimiento con cada respuesta a las inquietudes de sus dirigidos. Sin embargo la mentalidad ganadora surge, cuando el cerebro es el que hace mover al músculo.
Aquí surge las interrogantes: ¿Por qué le ganó Alajuelense al Alianza de El Salvador y Saprissa perdió con el Estelí de Nicaragua? Será que el Estelí evolucionó y Saprissa retrocedió en su futbol. Y en contra posición: ¿será que Alajuelense evolucionó y el Alianza retrocedió?
Viendo ambos partidos saqué algunas conclusiones: Alajuelense, le dio mucha atención al detalle. Su técnico estudió a fondo a su equipo y al rival, analizando cada aspecto, lo cual le permitió diseñar las tácticas precisas, a través del partido, que potenciaron las fortalezas y las debilidades del rival.
En Saprissa no analizaron a fondo los detalles del Estelí y eso los sorprendió a través del partido, por lo cual las decisiones fueron a la reacción y no a la acción.
Saprissa y Alajuelense tienen un modelo de juego basado en un estilo propio de cada entrenador, sin embargo Saprissa no demostró, en este partido, que adaptó su estilo de juego de acuerdo al rival.
En Alajuelense mantuvieron el movimiento inteligente de la pelota y sus jugadores mostrando frente al rival flexibilidad. Por ejemplo en el primer tiempo lo hicieron de una forma y en el segundo tiempo demostraron capacidad de innovación con el mismo modelo de juego.
Es claro que la Liga tiene un ambiente en el camerino donde los jugadores están comprometidos y motivados a dar lo mejor de sí mismos.
El entrenador sabe cómo motivar a cada jugador según sus necesidades y cómo mantener el equipo concentrado y ambicioso. En Saprissa esa motivación sigue basándose en el ADN morado, la tradición morada, la saprihora, el tetracampeonato y el Mundial de Clubes.
En Alajuelense primó el juego en equipo, en Saprissa el juego individual. Esa característica hace que cuando las individualidades se vuelven demasiado egoístas y hasta soberbios con la pelota tiene baches que lo llevan a perder.
Un aspecto importante visto en estos dos partidos. Vladimir es dogmático y eso lo llevó en este partido frente al Estelí a no adaptarse a las características de los jugadores que utilizó y mucho menos a las exigencias del rival. Guimaraes fue capaz de adaptarse a las características de los jugadores que puso en la cancha, sin traicionar su modelo de juego.
Quizás en estos partidos fue evidente la comunicación y liderazgo de cada entrenador. En Alajuelense el liderazgo del técnico es natural y tiene el respeto de sus jugadores por su conocimiento. En Saprissa es más un liderazgo de padre a hijo, donde el padre está viviendo la rebeldía de sus hijos y no sabe cómo llevar el mensaje.
En resumen, la diferencia entre Alajuelense y Saprissa, en estos partidos frente al Alianza y el Estelí, fue la mentalidad ganadora liguista que radicó en una combinación táctica, la motivación, la gestión de los jugadores, la atención al detalle y la constante búsqueda de la perfección. Características que Saprissa las dejó en el olvido.
*Máster en Comunicación. Lic. en Periodismo. Lic. en Educación Física. Entrenador de futbol y baloncesto