Fernando Fernández, Revista Visión CR.
Donald Trump ha recuperado la presidencia de los Estados Unidos, derrotando a Kamala Harris en una elección que dividió profundamente a la nación después de cuatro años de control demócrata de la Casa Blanca.
Los votantes masculinos y aquellos sin título universitario en las zonas rurales de Estados Unidos impulsaron el resurgimiento del expresidente y el futuro presidente, un notable regreso del exilio político que alguna vez se descartó como una posibilidad remota, después de que el abanderado republicano perdiera la presidencia en 2020 e intentara subvertir esa elección, lo que provocó que una turba de sus partidarios atacara el Capitolio de Estados Unidos.
“Esta será la era dorada de Estados Unidos”. Tal fue la promesa que el candidato republicano Donald John Trump lanzó, la madrugada de este miércoles, luego autoproclamarse como vencedor en las elecciones presidenciales de ayer martes, a falta de conocerse el recuento completo de votos.
Rodeado por familiares, colaboradores y simpatizantes, Trump pronunció un discurso en su cuartel de concentración en Palm Beach, Florida, en el que aseguró haber logrado una “victoria política jamás vista” en la historia de su país al alcanzar por segunda vez la presidencia, ganar el voto popular y haber retomado el control del Senado.
“Ayudaremos a nuestro país a sanar”, aseguró el magnate neoyorquino, de 78 años, quien regresará en enero del 2025 a la Casa Blanca para un segundo periodo, luego de imponerse en los comicios de este martes ante la vicepresidenta Kamala Harris.
Trump salió a dar su discurso a eso de la 1:30 a. m. sin haber alcanzado oficialmente los 270 votos electorales requeridos para ganar las elecciones: sin embargo, las tendencias apuntaban claramente en favor del republicano. De hecho, a las 2 a. m., el exmandatario contabilizaba 267 votos electorales frente a 214 de Harris.
En ese momento estaba pendiente el resultado en siete estados: Nevada, Arizona, Minnesota, Michigan, Maine, Wisconsin y Alaska.
Horas antes, el equipo de campaña de la vicepresidenta anunció que ella no se pronunciaría sobre las votaciones durante la noche del martes. La noticia cayó como un balde de agua fría para los simpatizantes que se habían reunido en la Universidad de Howard, en Washington, para seguir el recuento de los sufragios.
La suerte parece sonreír a los republicanos que además han arrebatado a los demócratas el control del Senado, cambiando el equilibrio de poder en una cámara esencial para aprobar reformas. Además, hay en juego la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y varios gobernadores.