Don Pedro Pérez Zeledón, Benemérito

Don Pedro Pérez Zeledón, Benemérito

Dr. Víctor Pérez Vargas, abogado.

“Cuando se oye decir: “Soy de Pérez”; “estuve en Pérez”; “en futbol, voy con Pérez”; todos entienden que se habla del cantón de Pérez Zeledón de la provincia de San José, cuya capital es el distrito de San Isidro de El General, pero pocos tienen conciencia de quién fue este Pérez y qué hizo por la Patria y muchos ni siquiera saben que su nombre era Pedro. Los legados de don Pedro al ordenamiento jurídico costarricense y a la historia nacional ni siquiera aparecen en los programas de nuestras escuelas y colegios.

Es que nuestros pueblos y gobiernos se han preocupado y ocupado más por rescatar tradiciones populares (mascaradas, cimarronas, carnavales y chinamos), que, por rescatar verdaderos valores, de los que era ejemplar portador don Pedro, “honradez, verdad, ahorro, estudio”, según el testimonio de mi padre, Lic. Guillermo Pérez Bulgarelli, su sobrino” (esto lo escribí hace algunos años. La Nación, 27 de enero 2007).

Hoy, la Patria ha hecho justicia: DECLÁRESE BENEMÉRITO DE LA PATRIA A PEDRO PÉREZ ZELEDÓN: HISTORIADOR, JURISTA, EDUCADOR, AGRICULTOR, PIONERO DE LA CULTURA, DEFENSOR DEL AMBIENTE Y DE LA PATRIA (Asamblea Legislativa 25 de octubre de 2022). Con este acuerdo, la Asamblea Legislativa hace realidad la profecía de Eugenio Rodríguez Vega: “Creo que a medida que pase el tiempo su figura va a ser valorada con mayor justicia”.

Quién fue Pedro Pérez Zeledón? | La Teja
Su brillo fue resultado de sus propios sacrificios y esfuerzos.

Su existencia fue polifacética: abogado, profesor de Derecho, diplomático, agricultor, historiador, ministro en diversos ramos (Relaciones Exteriores, Gobernación, Policía y Fomento) bajo diversos presidentes, diputado constitucional y tantas otras funciones.

Manifiesta el acuerdo: “Fue secretario (ministro) de Estado en los despachos de Relaciones Exteriores, Gracia, Justicia y Culto; secretario de Gobernación, Policía y Fomento; subsecretario de Hacienda, Comercio e Instrucción Pública; presidente de la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia; ministro plenipotenciario de Costa Rica en Washington; miembro de la Real Academia de la Jurisprudencia y Legislación de Madrid; diputado al Congreso Constitucional; profesor de la Cátedra de Derecho Mercantil en la Escuela de Derecho; defensor de Costa Rica en la definición de límites con Nicaragua y Panamá; emisario en Europa y los Estados Unidos para asuntos educativos y embajador financiero, y que nunca se enriqueció ni se quejó del mareo en los tortuosos vapores, ni del rechinar del tren ni del trote de la yegua ni de las inclementes travesías a pie con que contribuyó en la formación de la Costa Rica moderna”.

Su brillo fue resultado de sus propios sacrificios y esfuerzos, desde sus tiempos de estudiante, gracias a los cuales logró una aventajada formación que le permitió desenvolverse con soltura en muchos campos y en diversos idiomas.

El diplomático

De la faceta de abogado internacionalista de don Pedro, cabe destacar que supo defender como abogado nuestros límites. Buena parte de sus alegatos fueron prácticamente transcritos en el Laudo Cleveland, cuando los nicaragüenses pusieron en duda la vigencia del Tratado Cañas Jerez.

Copio parte del Laudo que obtuvo Costa Rica, gracias a los alegatos de don Pedro: “Yo Groover Cleveland, Presidente de los Estados Unidos…: Conforme a dicho tratado y las estipulaciones contenidas en su artículo sexto, no tiene derecho la República de Costa Rica de navegar en el Río San Juan con buques de guerra; pero puede navegar en dicho río con buques de servicio fiscal relacionados y conexionados con el goce de objetos de comercio, que le está acordado en dicho artículo, o que sean necesarios para la protección de dicho goce. Dado en la Ciudad de Washington. Groover Cleveland”.

Beneméritos y beneméritas de la patria - Pedro Pérez Zeledón

En otras palabras, el laudo legitimó a Costa Rica para ejercer en el Río la navegación con fines de policía de frontera, o sea, para  evitar el contrabando, el tráfico de drogas, de armas, etc. Todas sus argumentaciones han cobrado vigencia de nuevo en nuestros días, en la disputa sobre los derechos de Costa Rica (de libre navegación comercial y vigilancia) en el Río San Juan en La Haya.

En 1897 se le nombra secretario de la Comisión de Límites con Nicaragua, que se encargará de trazar materialmente la frontera, bajo los auspicios del general Alexander (árbitro nombrado por el presidente Cleveland). Don Pedro se establece en el Resguardo de Barra del Colorado. Escribe un documento de treinta páginas que “…constituyen un verdadero monumento representativo del patriotismo y sabiduría de los ingenieros de Costa Rica… y de su asesor jurídico…”

 

El agente financiero

En 1891, relata el proyecto, por encargo del presidente Rodríguez, viaja a Inglaterra y rescata cincuenta mil libras esterlinas que pertenecían a los fondos nacionales y estaban en peligro de perderse, debido a la liquidación de la Casa Murieta. Le reembolsan los viáticos y no cobra honorarios. 1892

El diputado

A mediados del período presidencial de Ascensión Esquivel se le eligió por oposición para el cargo de diputado al Congreso Constitucional, puesto que también ocupó en las legislaturas de 1905, 1906 y 1910. Pérez combatió un proyecto de empréstito para emitir certificados de plata por siete millones de colones, enviado por su amigo Ricardo Jiménez, por considerar que la emisión era ficticia y lesiva.

El historiador

De su faceta de historiador, destaco los aportes de don Pedro, muchos de los cuales están aun por descubrirse. Publicó algunos trabajos, entre ellos, “Gregorio José Ramírez y otros ensayos”, pero su gran legado es su fichero. Se trata de un tarjetero gigantesco en cajitas verdes de madera.

Una vez, la Dirección de los Archivos Nacionales me permitió revisarlo; era impresionante: los tarjeteros llenaban una mesa enorme. Eran apuntes a mano sobre los temas más variados. Sin embargo, más que simple recopilador de hechos pasados, don Pedro fue protagonista de la historia, como lo demuestra el cumplimiento cabal de las muchas funciones que le confió la Patria.

El educador

De su faceta de educador, no podemos olvidar que don Pedro, en 1887, fue Catedrático de Derecho Natural en la Universidad de San Tomás y en 1906, asumió la cátedra de Derecho Mercantil en la Escuela de Derecho.

También en su destierro en Dota, continuó su vocación docente, pues fue tutor de muchos que llegaron a ocupar cargos importantes, como don Patrocinio Barrantes Vargas y don Emigdio Ureña Mora. Fue, talvez, el más destacado pionero de Copey, donde hoy la escuela lleva su nombre.

Su aporte a la consolidación de una legislación educativa democrática no ha sido bien valorado. El mérito ha sido atribuido únicamente a don Mauro Fernández y se ha olvidado que la elaboración de la Ley General de Educación fue, en gran medida, obra de don Pedro. “Por medio de don Pedro, el escultor del espíritu, se dio sustento, inspiración y letra a la reforma educativa de Mauro Fernández, con lo que el derecho a la educación -que por siglos estuvo reservada a los privilegiados- se convirtió en patrimonio de los costarricenses de todos los estratos y de todos los confines” (acuerdo).

Expresa, además, el acuerdo: “Con el cargo de subsecretario de Hacienda, Comercio e Instrucción Pública, viaja a Francia, Bélgica, Suiza y los Estados Unidos, con el encargo del presidente Bernardo Soto y de su jefe inmediato, Mauro Fernández, a fin de que observe los diversos planes de estudios. 1886 El 3 de mayo presentó el informe. En 1903, el 3 de agosto se le nombra miembro de una Junta (de la que también formaron parte Mauro Fernández y José Astúa Aguilar) que se encargaría de hacer un estudio de los planes de estudios, los métodos de enseñanza, los reglamentos, los programas y todo cuanto se relacionara con la primera y la segunda enseñanza. “Don Pedro se convierte en el principal colaborador de don Mauro Fernández, en la elaboración de la Ley General de Educación Común”.

El activista

Por sus ideas contrarias a la dictadura del General Tomás Guardia, expresadas en el periódico “El Ciudadano”, del cual era Director, fue expulsado de la capital y desterrado a Dota (al igual que don Julián Volio fue confinado a San Ramón, por el mismo Guardia). Se radicó en la zona de Los Santos, tierra en la que asumió su vocación de agricultor y promovió el desarrollo de infraestructura. Reconoce el acuerdo legislativo: “Don Pedro, el periodista confinado en Santa María de Dota por combatir los abusos de una dictadura, inicia la primera gran etapa de colonización del Valle de El General”.

Don Pedro también se opuso al Monopolio del alcohol del Estado (que vende el guaro, pero encierra y castiga a los borrachos; ¡tamaña contradicción!). En 1920, se incorpora a un movimiento patriótico que promueve el cierre de la Fábrica Nacional de Licores.

Para leer

 

El ambientalista

 

Expresamente se dice en el proyecto de acuerdo: “A fines de 1888 surge la Ley 65 que declara inalienables las montañas en que tienen su origen las aguas que abastecen a Heredia y Alajuela, firmada por el presidente Soto, participando don Pedro en su redacción como amigo del ambiente y por su cercanía y confianza del presidente quien lo había tenido como su secretario y en ese momento desde junio 1888, desempeñando el nuevo cargo de ministro de Gobernación, policía y fomento.

La idea de la Ley 65, nace por la alerta del científico suizo Henri Pittier, quien, tras una gira realizada en julio de 1888 a las montañas de la zona norte de Heredia, descubrió la tala indiscriminada de los árboles que se estaba dando, poniendo en peligro la conservación de las montañas y los mantos acuíferos. Por tanto, don Pedro, por las responsabilidades de su cartera ministerial se compromete junto al Presidente Soto de manera diligente tramitando la legislación protectora de dichos recursos de manera inmediata”.

Entre otros motivos de este reconocimiento, encontramos en el acuerdo legislativo:

“Por entregarse por completo, durante más de cuatro décadas, a defender los intereses de la patria, sin fastuosidades y a veces a título honorario, don Pedro sacrificó sus propios intereses -en la más sublime expresión de la honradez que pueda documentarse- al punto de que, en la solitaria y enfermiza ancianidad que precedió a su partida, se encontró con que no tenía recursos para costearse las medicinas ni los alimentos”.

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