José Luis Valverde Morales, periodista.
El juego es sencillo, Rodrigo Chaves Robles sueña con 38 diputados obedientes en el 2026 para hacer y deshacer.
La teoría del juego es una ciencia matemática, implementada por el jugador de póker, Jhon Von Newman.
Se enfoca en analizar el comportamiento estratégico de los individuos, cómo afecta los resultados la interacción entre ellos.
MANOS A LA OBRA
Entendido someramente el juego. La estrategia de Chaves, de momento, golpear a las instituciones, echarles la culpa, decir ellas lo dejan hacer poco o nada, ahí comienza a sumar adeptos, en otras palabras, posibles votos.
El plan claramente trazado, busca enemigos por doquier, prensa, oposición, conmigo o contra mí, sigue la suma de correligionarios.
La situación se descompone más, la culpa es de otros, la vocifera, sigue sumando.
BANDO
En su bando deben estar inconformes, resentidos, frustrados, les habla a ellos para agregarlos a la legión.
Para darle más fichas al juego, suma a supuestos “ciudadanos distinguidos” figuras con algún grado de credibilidad, manejo de masas, saca alumnos de la escuelita de mentiras de Pilar Cisneros Gallo.
Son necesarios pregoneros a sueldo, mercenarios disparando preguntas de compadre hablado, fáciles en el teatro de los miércoles, resarcidas con pautas publicitarias.
Apostadores fuertes, entonces, en la penumbra salen los financistas, quienes esperan jugosas ganancias con la apuesta en el juego.
La afición es importante, espectadores para hacer porras, sin posibles beneficios, o miserables dádivas, ahí surge la imaginaria Señora de Purral, pescadores artesanales, el populacho transportado en buses.
RUDO
El juego es rudo, el tiempo pasa, a veces surgen situaciones inesperadas, fortuitas, la iguana que dejó caer un mango para asestarle el golpe al ego.
La suspensión del viaje a Japón, para un chequeo médico, recuerda al Jugador Supremo, el insondable, el Dios sonriente, cuando alguien lo olvida y se entera de sus planes.
¿Logrará Chaves los ansiados 38?