William Hayden, economista y escritor.
A partir del mes de julio conoceremos los partidos políticos que se presentarán a las justas electorales del 1° de febrero del 2026, pero ya comienzan a aclararse los nublados del día y sabemos de al menos once.

Está el más viejo de todos, casi octogenario, el Partido Liberación Nacional (PLN) con 74 años de existencia, que sigue con la añeja social democracia y está “más perdido que el hijo de la Llorona” para enfrentar los nuevos retos del país.
Tiene una crisis existencial con sus luchas internas y la dirigencia pensando en diputaciones, además con un candidato Álvaro Ramos, que es bueno como persona y profesional, pero en política “más tierno que un quelite”, sin malicia indígena, tímido, callado, evasivo, elude la confrontación, no se pronuncia, no dice ni pío frente a los graves problemas del país y la posible transformación de un Estado Solidario a un Estado Totalitario que está promoviendo el chavismo con mucha agresividad porque están bien organizados y con esa meta definida sí logran cuarenta diputados en las próximas elecciones.

Si el PLN en cantidad de sufragios recibidos es la mayor fuerza política del país quiere evitar una cuarta derrota debería como partido y con su candidato presidencial ser -desde ahora- una fuente opositora importante y agresiva, papel que trata de asumir el secretario general Miguel Guillén cuyos disparos políticos parecen de salva y encaminados a labrarse una diputación por Alajuela según se comenta.
El otro de los tradicionales, un cuarentón sin brújula, con una anquilosada ideología social cristiana es el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). Están contentos con su candidato presidencial Juan Carlos Hidalgo quien en materia política es “más lerdo que la quijada de arriba”, no inspira nada, fuera de unos pocos nadie lo conoce; también es mudo y el partido se contenta con reír o llorar las bufonadas de su diputado Bojorges que al menos sirven para sacarlo de su modorra existencial.
Ambos, el PLN y el PUSC han manifestado ser proclives a una coalición, pero no entre ellos, porque creen en aquello “que es mejor solos que mal acompañado”, pero en realidad ni solos o juntos pueden aspirar a ganar las elecciones en la primera ronda.

Por ahí están tratando de resucitar el Partido Acción Ciudadana (PAC) con la candidata del trencito, Claudia Dobles, esposa de Carlos Alvarado, que cree que esto es suficiente atestado para gobernar el país, pero si a Chaves le da la taranta por hacer, al fin algo, y revive el proyecto del tren, Claudia se quedaría “viendo para el ciprés».
Además de estos tres viejos conocidos tenemos a los cuatro partidos que están en la Asamblea Legislativa.
El Partido Liberal Progresista (PLP), en extinción porque todo el mundo lo ha abandonado, que repetirá con Eliécer Feinzaig como candidato. Nueva República (PNR) con Fabricio Alvarado que otra vez será candidato, a ver si a la tercera va la vencida.
El Frente Amplio (PFA) que se ha caracterizado por ser una verdadera agrupación de oposición y de cara al pueblo que posiblemente repitan con José María Villalta, aunque andan en busca de una coalición.

Queda el Partido Progreso Social Demócrata (PPSD) que le sirvió de taxi a Rodrigo Chaves, comandado por su propietaria Mary Luz Mary Alpízar, que está pensando en el exministro de MOPT, Luis Amador como candidato presidencial. Queda colgando el Partido Unidos Podemos (PUP) el de Natalia Díaz.

Además de estos ocho hay otros dos de ex liberacionistas resentidos. Está el Partido Esperanza Nacional que tiene a Claudio Alpízar como candidato presidencial. Alpízar fue precandidato en la convención interna del PLN del 6 de junio del 2021 y obtuvo 24.268 votos (6.22%) señal de que no lo querían, es un excelente politólogo de los que se escriben con P mayúscula, muy mediático (radio, televisión, revistas, conferencista, redes sociales), pero, ¿es suficiente este currículo para ser presidente’
El otro es Fernando Zamora precandidato del PLN en el 2021, quien se retiró al ver que no tenía ninguna posibilidad y le dio la adhesión a José María Figures y en octubre del 2022 asqueado de la cúpula se fue del partido en busca de otras tiendas, encontró una en el Partido Nueva Generación (PNG). Le fue bien y ahora es candidato presidencial en este partido, el de Sergio Mena, quien tiró la toalla, se cansó de ser candidato (tres veces) y le cedió la estafeta y ahora se resigna a ser diputado.

El chavismo en sus ansias de tener uno o varios partidos que le garanticen cuarenta diputados para convocar y dominar una asamblea Constituyente y generar una nueva Constitución que transforme nuestra democracia en un Estado Totalitario, ya comienzan a sacar la uñas con el Partido Pueblo Soberano (PPSO) fundado por la funcionaria de casa presidencial Mayuli Ortega y que esta semana nombró a su comité ejecutivo, integrado por ex miembros del gabinete de Chaves que renunciaron a sus funciones en el pasado mes de enero para participar en política y buscar la continuación del rodriguismo.
¿Quién les paga? -porque no trabajan y de adonde proviene el dinero- me pregunto.
Fuera del chavismo que tiene una meta concreta no veo en los partidos que he enumerado una verdadera agrupación que no esté malgastando su tiempo en redactar programas de gobierno de ochocientas páginas, que son material de colchón, pura paja, si no se concretan con pocas ideas fundamentales , como rescatar nuestra democracia y Estado con una nueva Constitución adaptada a la realidad actual socio política.

Que prevea flexibilidad para adecuarla a los cambios futuros, tener respuestas innovadoras y realizables para combatir las desigualdades, mejorar la provisión de las políticas sociales, perseguir y dificultar la corrupción institucional que nos carcome, destrabar al Estado y al Sistema Financiero (SFN) de tantos controles, orientar las grandes ganancias del SFN a permitir una vida digna a los estratos más bajos y pobres del país, propiciar otras fuentes de empleo a los trabajadores que quedarán desocupados por la inteligencia artificial.
Y lo más importante, ¿de adónde van a salir los recursos que no sean vía impuestos, deuda interna y externa para hacer estas grandes transformaciones y cubrir el rezago en obra pública que nos condena como país tercer mundista y casi sin esperanzas de un vivir mejor?
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