Carlos Manuel Echeverría, ex profesor de Desarrollo Económica Mundial, National University.
La orientación del debate sobre los aranceles impuestos recientemente, me parece que se queda corta. Se habla demasiado sobre el efecto en los precios finales de los bienes importados que pagan aranceles y no de los efectos económicos a largo plazo. Es una lástima que no se aproveche la oportunidad para educar al ciudadano común, que no domina estos temas y que puede ser manipulado.
Ciertamente se da un aumento de precio de un bien para el consumidor final en EEUU, que, en el caso nuestro, como el arancel es de 10%, el aumento final del costo justificable y no simplemente por relación entre la oferta y la demanda, aumentará quizás en un 8%.
¿Esto por qué? Porque se tasa el valor en el muelle en EEUU, en el aeropuerto o aduana de ingreso y no en “la puerta” del consumidor o fabricante cuando se trata de un buen intermedio. Y un 8% no es desplome. De hecho, los bienes de Costa Rica, dependiendo de su elasticidad de demanda, pueden ser muy competitivos con relación a los bienes de otros más tasados con el arancel de Trump. El tema es más profundo.
Inconvenientes a la vista. Veo tres muy claros: primero y como ya se sabe, los bienes van a subir de precio no por ineficiencias si no porque arbitrariamente el arancel tendrá que amortizarlo de una o otra forma el consumidor final. Segundo, el arancel distorsiona el comercio internacional y tercero, si el arancel se usa para generar competitividad local en un bien de cuya producción el país “arancelista”, ya se “graduó”, el forzar los precios o subsidiar para que sea posible producción del bien, genera enormes distorsiones dependiendo de la importancia del bien y más cuando se trata de un insumo con impacto amplio. Elaboro a continuación.
La economía es una ciencia que, aunque no es exacta, es bastante confiable en cuanto a las consecuencias que una buena o mala política generan.
La economía es como un balón siempre sobre inflado, al que por algún lado se le sale el aire y hay que estar constantemente revisando para que no se desinfle, pues eso sería una recesión, lo que muy rara vez es deseable, objetivos políticos perversos aparte. Debe producirse y consumirse idealmente, en forma eficiente y eficaz, tendiendo, desde mipunto de vista ideológico, hacia la Teoría llamada Equilibrio Social General.
El comercio por otro lado, parte de la exquisita base de que quien produce, en este caso hablamos de países, se dedica a producir lo que hace, a una relación precio-calidad- cantidad competitiva a nivel internacional, para que tenga valor en el mercado internacional. Si un país se empeña en producir lo que no hace bien, tendrá que subsidiarlo para que el consumidor no se vea castigado o lo castiga si políticamente se puede. Ese subsidio que habría que otorgar al bien, para que pueda inclusive competir en el exterior, hay que financiarlo con plata buena, que bien podría invertirse en infraestructura o actividades sociales o económicas, que no requieran subsidio para ser competitivas, de apoyo inclusive a la producción de bienes que si se producen competitivamente sin necesidad de subsidios. Obvio, los intereses, el precio del dinero, tiende a subir y con ello la inflación, con el riesgo de “deflacionar” si la medicina a aplicar se aplica en demasía, dosis que en economía, cuesta determinar.
Si por ejemplo Costa Rica volviera a interesarse por recuperar la industria textil que se fue de Costa Rica porque los costos -mano de obra incluida- eran muy altos, para recuperarla habría que hacer un sacrificio económico enorme y distorsionante. No vale la pena, pues, al menos el costo de la mano de obra, nos indica que estamos para producir bienes o servicios más sofisticados que una t-shirt por ejemplo.
Efectos sobre el Comercio Internacional
Sin duda los aranceles tienden a distorsionar el comercio internacional, moderado por la OMC (Organización Mundial de Comercio), antecedida por el GATT. Eso se antepone a la lógica económica ya mencionada, de que el comercio se da porque cada país produce aquello que hace mejor que otros y compra lo que no hace bien, la división internacional de la producción … ¿tiene lógica no? Adicionalmente, el daño multidimensional causado a países que, si pueden producir efectivamente el bien “arancelado”, puede ser muy grande, pues generalmente se trata de países con economías poco diversificadas. El país “pesado” que subsidia y protege con aranceles o barreras no arancelarias sin justificación como las que contempla la OMC, se está disparando en el pie.
Puede tener lógica para países grandes el utilizar los aranceles para forzarcambios en los socios comerciales, aunque lo veo arriesgado e inconveniente por el daño inclusive irreparable que se puede infligir al comercio internacional, normativa que lo regula en lo mínimo y a su andamiaje institucional, el imponer los aranceles a bienes de países que conocidamente se sabe que compiten en condiciones de dumping, subsidio o distorsión económica en favor de sus exportadores y que además hay evidencias de que “roban” tecnología. Es arriesgado. Pero de allí a utilizar aranceles y subsidios para atraer producción que en otras latitudes de la Tierra se produce mejor, salvo algunos casos muy específicos, hay un gran y maligno trecho, que también repercute sobre la credibilidad de la moneda. Hacerlo conduce al error que ya se mencionó.
Resumiendo, el pretender hacer a un país grande en cuanto a lo productivo por la vía de arancel y el subsidio, casi de seguro reducirá la efectividad del país que implemente ese tipo de políticas con un daño colateral enorme a su economía, al comercio internacional y países de diferente nivel de desarrollo, que si pueden ser efectivos produciendo el rubro tasado. En todo caso, además, el transferir e instalar facilidades productivas en un país donde no las hay, es un proceso a menudo de años por múltiples razones que ya se conocen.
Transnacionales y servicios.
No entiendo por qué se ha evitado incluir en la ecuación a las transnacionales y los servicios. La transnacional aporta dividendos generado en sus operaciones en el exterior, al igual que los servicios, “fuertes” ambos en la economía de los países más grandes y a su vez diversificados.
En general, lo que hasta cierto punto y en su entorno es el caso de Costa Rica, no es lo típico, pues los países en desarrollo y con mano de obra no especializada en la actividad económica más sofisticada, tienden a ser casi que, por definición más baratos, lo que desde una perspectiva holística global favorece a todos.
Ojalá que los países con gigantesca economía que están pensando en mantener los aranceles impuestos a un plazo más largo que el corto y que pretendan recuperar capacidad productiva manipulando los precios para crear competitividades artificiales al mejor estilo de los países que adoptaron la planificación centralizada, recapaciten y pronto. Y que se concentren en mejorar la normativa y la institucionalidad que apoya el comercio internacional. Al respecto, deseo suerte al ministro Tovar, en su gestión presidiendo sesiones de la OCDE.