(Espacios en la vida)
José Luis Valverde, periodista.
Keylor ha representado al deporte costarricense en lugares inimaginables, su carrera futbolística la más mediática de todos los compatriotas, amigo de preservar el sagrado derecho a su intimidad, últimamente dejó esbozos de situaciones fuera de los focos inquisidores de la afición.
VALLE DE SOMBRAS
A veces pensamos dinero, fama, reconocimiento, es todo en la vida, como humanos, en algún momento (unos más, otros menos) atravesamos “valles de sombras” al decir del Salmo XXIII.
Guardarse debería ser derecho humano consagrado en los estamentos internacionales, espacio para salir de la asfixia cotidiana.
Las noticias con alguna frecuencia hablan de personas desaparecidas, alejadas de lo cotidiano, incluso del calor del ámbito familiar, matrimonio, pareja, hijos, trabajo, las respuestas nunca son sencillas, aunque a veces, el más simple de los caminos es el juicio sin fundamento, temerario, cruel, descarnado, ausente de empatía, sororidad.

TSUNAMI
Las redes sociales, tedio, la cotidianidad, abruman, sabiduría, tolerancia, comprensión, el acompañamiento silenciosamente vigilante, sin preguntas, la sola presencia es la fórmula salvadora, en otras, la ayuda inteligente, no siempre a la mano, pero dispuesta en algún lugar de la farmacia de la vida.
Keylor nos ha deslumbrado con su origen, tesón, atajadas descomunales, como aquella en el juego eliminatorio contra honduras cuando el narrador literalmente dijo: “¡Prepara, apunta, golazo, este hijo de…es un pija de portero hombre…offf..!”
Gracias Keylor, por recordarnos los segundos tiempos de la existencia, como dijo el famoso narrador de beisbol Buck Canel, “el partido termina, hasta que se acaba”.
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